Tribunal Supremo español dictamina que besos sin consentimiento son una agresión sexual
Así lo ha establecido el Tribunal Supremo de España que confirmo una condena de un año y nueve meses de prisión para un agente de policía. El agente fue sentenciado por besar en la mejilla a una detenida y luego intentar besarla en los labios sin su consentimiento.
En una polémica decisión, el Tribunal Supremo de España ha declarado que los besos sin consentimiento constituyen un delito de agresión sexual, subrayando la importancia del consentimiento expreso en todas las interacciones físicas.
Esto tras un fallo que reafirma una condena de un año y nueve meses de prisión a un agente policial que besó sin permiso a una detenida, marcando un hito en la protección de la libertad sexual bajo la ley de libertad sexual de 2022, conocida como la «ley del solo sí es sí».
La resolución que se hizo pública este martes enfatiza que no es necesario que la víctima rechace explícitamente la acción; lo esencial es que haya dado su consentimiento. «Lo que hace falta es que consienta, que es la clave», subrayaron los magistrados.
El incidente ocurrió en la zona de calabozos, donde el agente besó a la mujer en la mejilla e intentó besarla en los labios, sin su consentimiento. El Tribunal Supremo ha señalado que este acto constituye una “intromisión en la libertad sexual” de la víctima, con el objetivo de “obtener una satisfacción sexual a costa de otro”.
Además, la sentencia incluye una circunstancia agravante de prevalimiento, ya que el agente aprovechó la situación de detención de la víctima, y una atenuante de embriaguez. El caso fue originalmente juzgado por la Audiencia Provincial de Sevilla y ahora se reafirma bajo la nueva ley de libertad sexual de 2022, conocida como la “ley del solo sí es sí”. Esta normativa elimina las distinciones previas entre abuso y agresión sexual, centrando el criterio en el consentimiento expreso.
Besos robados sin consentimiento
El Supremo español explico que el tribunal debe interpretar “las circunstancias del caso” que “evidencien de forma clara y evidente” que existió un consentimiento, algo que debe quedar “bien a las claras”.
En los casos de “besos robados”, sin consentimiento, el Tribunal Supremo español señala que estamos ante un “ataque a la libertad de la mujer de decidir con quién quiere besarse, o quien acepta y admite que le dé un beso”.
Es lo que ocurrió en el caso del agente condenado, que se aprovechó de que la víctima estaba detenida, “en un medio hostil por desconocido”, y la besó, según acreditó la sentencia que lo condenó, que también reflejaba que llegó a “mirarse directamente sus genitales y a resoplar para que la detenida se fijara en él, y en el estado de excitación en que se encontraba”.
La Sala cree que las circunstancias del caso no avalaban el consentimiento de la víctima, sino “todo lo contrario”.
La sentencia de instancia, ahora confirmada, también declaró probado que el agente le envió mensajes en trozos de papel -que después rompía- en los que le pidió permiso para poder abrazarla; ella se negó con gestos, “lo que no evitó que se acercase y le diese un beso en la mejilla” e intentara darle otro en los labios, algo que la víctima evitó “volviendo la cara”.
