Por Ana Josefa Silva (Ex-ante.cl)
La película número 7 de la saga es un imperdible: filmar (y montar) muy bien una película de acción ya es una gran cosa. Que esa historia muy entretenida nos plantee una inquietud nada de divertida y sí borrosamente reconocible, es otra. No sólo es en quién se puede confiar, sino en qué y cómo nos defendemos de aquello que está invadiendo nuestro cotidiano y que escapa a nuestro control.
Misión Imposible: Sentencia Mortal es, por de pronto, la perfecta mezcla de nostalgia y actualidad, pero esa que aun no conocemos del todo ni menos dominamos.
Bonus Track. El año pasado, las anteriores películas de la saga estaban en Star + (donde queda solo una de ellas); ahora las encuentran en Paramount +, donde, además, está la antigua serie de TV que dio origen a una de las sagas de acción más sólidas de los últimos 27 años.
Misión Imposible: Sentencia Mortal. Parte 1
Si los tráileres y promociones que han inundado las RRSS y medios les han despertado expectativas, solo les diré que no se defraudarán en absoluto.
Para evitar del todo los spoilers, aquí solo les comentaré porqué no se pueden perder esta película:
- Misión Imposible: Sentencia Mortal. Parte 1 tiene la mayor carga de tensión y suspenso de toda la saga y supera con creces a cualquier película de su género. Lo de trepidante (adjetivo que uso ¡harto!): pues, nunca mejor colocado.
- Y claro: las brillantemente filmadas secuencias de acción se suceden con muy pocas pausas (las precisas), pero hiladas por un guión sólido, una historia verosímil, con mucha humanidad, coherente a todo lo largo del relato e inquietantemente muy contemporánea.
- De hecho, cuesta distinguir los elementos fantásticos que están en el origen de Misión Imposible (ver nota sobre la serie).
- Y sí: además de la música de Lalo Schifrin, permanecen esas (imposibles) máscaras perfectas y aquella grabación “que se autodestruirá en 5 segundos”.
- Pero incluso aquello que siempre funciona, porque “sabemos” que en Misión Imposible es así, acá cuando menos se tambalea, para nuestro estupor.
- Ethan Hunt (ese personaje que ahora le debe tanto a Tom Cruise) no está en la mejor posición en el Servicio (FMI) porque esta es una película que se tiñe más que nunca del género del espionaje, ese en el que cualquiera puede ser aliado o traidor. Tenemos la tranquilidad de que Ethan no está solo, que sí cuenta con dos aliados de lealtad inquebrantable, Luther y Benji. Fuera de ahí, todo es más nebuloso y confuso.
- También “sabemos” que nuestro héroe es temerario e incombustible, pero en varias escenas de peligro hay más realismo del que uno se espera. Saltar desde una moto por los Alpes austríacos para alcanzar a un tren a toda marcha ni siquiera para Ethan Hunt es llegar y llevar.
- La introducción sucede en un submarino en el Mar de Bering en el Ártico, lo que será el preludio de lo que viene: la búsqueda no solo de las dos partes de una llave sino de qué es lo que aquella llave abre.
- Amsterdam, el desierto en Arabia, bases aéreas, aeropuertos, Roma, Venecia, el tren que va de Estambul a Innsbruck, los Alpes Austríacos son los escenarios donde se sucederán escenas pensadas con mucha imaginación e ingenio, visualmente geniales, muy bien coreografeadas y mejor montadas y muy poco predecibles.
- Ojo: aquello de Parte 1, solo remite a los hechos narrados en el preludio (el nudo de lo inquietante y por resolver), pero las situaciones y lo que incumbe a los personajes de esta película cierran su historia.
- Del rutilante elenco, muy lucido el personaje de Hayley Atwell (Grace).