Luis Pérez Franco: el artífice de los éxitos en Provincial Ovalle y en la Tercera División
El DT del "Ciclón de Limarí", antes de ser entrenador, fue futbolista. Su paso por Colo Colo comenzó a los ocho años, viviendo allí su niñez y adolescencia
En el año 2023, Luis Pérez Franco logró un hito histórico al consagrarse campeón con Provincial Ovalle, marcando un logro inédito para la institución del Limarí. Su exitosa carrera como director técnico tiene un récord notable en esta categoría ya que ha sido marcada por cinco ascensos en Tercera División.
Sus triunfos comenzaron en 2017 al llevar a Municipal Santiago a la victoria en la Tercera B de la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (ANFA). Posteriormente, continuó acumulando títulos en la Tercera A con Deportes Linares en 2019, Trasandino en 2021 y nuevamente con Linares en 2022. Estos logros han consolidado su reputación como uno de los entrenadores más exitosos en el ámbito de ascensos en el fútbol chileno.
En conversación con Emol comenta que: «Es difícil trabajar en estas categorías. Hay jugadores que son muy complicados, por algo no están en el profesionalismo, por algún error o les falta madurez, algo no han hecho bien que los tiene relegados. Acá hay chicos que tienen poco claro qué es lo que quieren en la vida. Son un poco irreverentes, les cuesta seguir órdenes. Mi cuerpo técnico y yo les tratamos de dar esa responsabilidad, ese profesionalismo. Les voy lavando un poco el cerebro. Gracias a Dios siempre conseguimos la meta. Los hacemos convencerse de que son buenos jugadores».
Pérez Franco antes de ser técnico, fue futbolista, donde llegó a los ocho años a Colo Colo. Ahi vivió su niñez y adolescencia.
Recuerda que cuando lo subieron al primer equipo en la década del ochenta coincidió con Lizardo Garrido, Jaime Pizarro o Javier Margas. Uno de sus entrenadores fue Arturo Salah. «Arturo es un gran profesional, un tipo que quiere mucho al jugador de fútbol, que lo ayuda, que lo ordena, que le entrega muchas cosas que son importantes en la vida», declara. Sin lugar en el «Cacique», lo mandaron a préstamo a Linares y a Magallanes. En 1993 surgió la oportunidad de cruzar el Atlántico e ir al ascenso francés. Firmó con el Lorient. Sufrió con el frío allá, le tocó jugar con pelotas rojas en campos cubiertos de nieve. Pero fue feliz, lo sorprendió el profesionalismo que había.
«La metodología que estamos viendo ahora yo la trabajé en esos años en Europa, en los noventa. Los rondos, la posesión de balón, los espacios reducidos, la pliometría. Significa que estamos mínimo 10 años atrasados en comparación con lo que se trabajaba allá», comenta. Volvió para jugar en Coquimbo, pero explotó una severa crisis a nivel nacional.
Se aburrió de los sueldos impagos y voló de vuelta a Francia para enrolarse en el AS Dompierroise primero y en la Union Sportive de Charnay después. Un par de años más tarde nuevamente decidió regresar a su país. Tuvo pasos breves por Santiago Morning y San Felipe. Tras eso emigró a Estados Unidos para vestir la camiseta de Western Mass Pioneers.
Vivió en Norteamérica un largo tiempo. Cuando se afincó definitivamente en Chile abrió una escuela de fútbol y luego Gualberto Jara lo llevó a las inferiores de Colo Colo. Entrenó a jugadores como Claudio Baeza, Iván Morales, Vicente Pizarro, Esteban Pavez.
«Colo Colo toda la vida ha tenido buenos jugadores en cadetes. Falta establecer una política de que el técnico que esté de turno tiene que jugar con mínimo seis o siete jugadores de la cantera y poder darle tiraje a la chimenea», manifiesta. Estuvo ocho años en las cadetes del «Cacique». Partió en la sub 9 y llegó a ser ayudante de Héctor Tapia en el primer equipo. «Estaban Julio Barroso, Esteban Paredes, el ‘Pájaro’ Valdés, Gonzalo Fierro, Jean Beausejour. Yo no estaba en lo que era la cancha, si no lo que era en la audiovisión.
La audiovisión es evaluar al rival, evaluar a los jugadores, evaluar a los propios jugadores. Por ejemplo, un día me tocó editar a Beausejour, todo lo que hacía con balón, cómo atacaba, cómo defendía, cómo se proyectaba. Estuve un día entero viéndolo. No era lo mío, pero había una necesidad de trabajo y tenía que estar ahí», explica.
Cuando salió de Colo Colo, Leonel «Chuflinga» Herrera lo llevó a Municipal Santiago y así comenzó su historia en la Tercera División. Cuenta que le gusta jugar con tres delanteros, laterales con proyección, el buen trato de balón y que les prohíbe a sus dirigidos el celular en las concentraciones. «Para que no puedan estar chateando hasta las 1 o 2 de la mañana», dice. Este año lo partió en Linares, pero el club entró en una crisis financiera honda y Pérez Franco se tuvo que ir. Arribó a Provincial Ovalle cuando el torneo estaba iniciado, con un plantel que no armó, pero consiguió. el objetivo.
Para finalizar señala: «No he tenido opciones de dirigir en Primera B o Segunda División Profesional, ha sido un poco esquiva esa parte, se ha hecho difícil, no sé por qué, será porque no tengo representante o no soy argentino, porque me ha costado. He tenido que dar la vuelta larga, la he peleado, pero yo confío en Dios y digo que los tiempos de Dios son perfectos y algún día voy a tener la posibilidad. Ahora tengo la posibilidad de luchar en la Segunda División. Mi sueño es poder dirigir en la Primera A, llegar a un Mundial con una Sub 17 y ganar una copa Libertadores»