
Extrema sequía en Monte Patria amenaza a temporeros con cesantía
Un panorama cada vez más negro se avecina para los trabajadores y pequeños agricultores de la provincia del Limarí. A partir del 20 de enero, fecha en que se cosecharán los últimos cultivos disponibles, los temporeros ya no tendrán trabajo.
Esto se debe a que, si bien antes podían dedicarse a la cosecha de frutas hasta mediados de abril, esta temporada la baja producción solo requirió un mes de trabajo, que se inició recién a mediados de diciembre.
“Actualmente hay un 30% de la población afectada por este problema, pero a partir del 20 de enero, será un 80% la gente que se quedará sin fuente laboral, especialmente en el valle del Río Huatulame, donde la situación es catastrófica”, dice el alcalde de Monte Patria, Juan Carlos Castillo.
Yésica Carrizo es presidenta de la Asociación de Agricultores Renacer de El Palqui, que reúne a casi 80 hortaliceros que usan agua de pozos, hoy prácticamente secos. Y el panorama parece empeorar.“No se proyecta un año lluvioso en la región, probablemente sea igual de seco o peor que la temporada anterior”, indica Cristóbal Juliá, meteorólogo del Centro de Estudios Avanzadas en Zonas Aridas.
Con menor producción, quienes siembran tampoco pueden contratar gente que les ayude a cosechar. “Muchos han perdido sus tomates, se le han secado porque simplemente no hay agua. Los melones y las sandías salen con la mitad del tamaño que antes, los intermediarios nos pagan menos y no tenemos plata para meter maquinaria. El agua está muy abajo”, explica Carrizo. Como pequeña agricultora tampoco está segura de poder seguir con su actividad, y teme por los efectos de la cesantía entre sus vecinos.
Sin producción, no hay razón para contratar, ni hortalizas que vender. Y sin agua, han tenido que dejar morir sus cultivos y salvar lo que se pueda con los pocos litros que se reparten.
El tranque La Paloma, con una capacidad de 750 millones de metros cúbicos para riego, “hoy solo embalsa 22 mil, un mínimo histórico que nos tiene hasta el cuello de endeudados. No alcanza para hacer agricultura”, cuenta Luis Pizarro, vicepresidente de la Comunidad de Aguas del Embalse La Paloma.
Si un agricultor exportador cosechaba 30 mil cajas de uva, hoy solo recolecta mil. Esa es la proporción de los daños ante la falta del recurso hídrico y que también afecta el calibre y la calidad de la fruta. “Algunos ni siquiera alcanzaron a cosechar, porque se secaron antes y quedaron para pasas. Además, con la falta de agua se genera menos follaje y la uva se torna ámbar, lo que baja el precio”, explica Pablo Alvarez, agrónomo de la U. de La Serena.
Limarí, una de las provincias más golpeadas por la falta de agua, concentra el 50% del total de tierras productivas de la región. Pero ahora hay escuelas, como la de Guanilla, en el interior, con matrícula cero. Eso, causado por la migración de las familias.
Por si fuera poco, la suspensión de varios proyectos mineros acortó las opciones de un trabajo alternativo para huir de la sequía. La situación se ha tornado tan crítica, que para palear la falta de sustento se llegó al punto de iniciar el reparto de 10 mil cajas de abarrotes entre las familias del Limarí.
“Destinamos $ 264 millones para apoyar a quienes han perdido sus empleos o sus huertos y generaremos un plan de inversón en riego, que dará trabajo a 2.500 personas entre 2015 y 2020”, indicó Cristián Herrera, gobernador del Limarí.
En tanto, a fin de este mes será el ministro de Agricultura, Carlos Furche, quien viajará a la Región de Coquimbo, para presentar un plan de acción y medidas paliativas a través de los instrumentos de Indap y la Comisión de Riego.
Fuente: LaTercera.cl